Tras su participación en la Expo Agrícola Jalisco 2025, la coordinadora nacional de la HSA en México, Marcela Guerra, fue invitada por productores de mezcal del pueblo de Las Canoítas, en el corazón de Jalisco. No fue una visita más. Fue un encuentro directo con la tierra, con la realidad cruda de quienes producen con pasión, pero carecen de compradores, respaldo y visibilidad.
Antes de poner un pie en la comunidad, ya se había sembrado una semilla: una reunión por Zoom entre los productores y Alejandro Suárez, presidente de la Asamblea Social Hispana. Allí se expuso lo esencial: la HSA no es una estructura lejana, es una plataforma viva que busca unir, capacitar y abrir caminos desde abajo. Se habló de economía, sí, pero también de dignidad, de formación, de innovación, y del impacto social profundo que puede tener una comunidad cuando se le da voz y herramientas.
En Las Canoítas no hubo promesas vacías. Hubo escucha, compromiso y un objetivo claro: transformar la angustia del aislamiento en fuerza colectiva. Porque detrás de cada botella de mezcal hay historia, cultura y una comunidad que merece ser parte del mercado, no como espectadora, sino como protagonista.
Esta visita es solo el inicio de una alianza real. Una que apunta más allá del comercio: hacia un desarrollo con identidad, con justicia y con raíces.
